CONCURSO ECOEMBES




NORUMO Y EL ORIGEN DEL RECICLADO



El maestro comenzó leyendo…


Norumo es un pequeño planeta donde habitan los tres GES: Sumalu, Exhiera y Gasila; guardianes de Alom, quien gestó el nacimiento de La Tierra. Por la cara siempre de noche, por la cruz, día estrellado y por los polos, a veces primavera, a veces otoño y otras invierno, pero nunca verano.

En aquel día se divisaba una sonda que arrojaba un estridente ruido que sonaba a preocupación. En un abrir y cerrar de ojos, se estrelló contra Norumo ocasionando un cráter.

En aquel momento, los tres GES percibieron un temblor bajo sus pies. Sumalu, Exhiera y Gasila desaparecieron sin dejar huella ni rastro, sin perder un segundo.

Al llegar al lugar, sorprendido y asustado, exclamó Sumalu:

-¡Qué raro objeto!

-Parece una sonda procedente de La Tierra. –expuso Gasila.

-¡Qué extraña inscripción! –gritó Sumalu.

-”EL CORAZÓN EN UN PUÑO, CON UN PUÑADO DE ESTRELLAS” –leyó Gasila.

Con expresión seria, preguntó Exhiera:

-¿Qué querrá decir?

En ese instante, tembló Sumalu, pensativa quedó Exhiera y desconcertado Gasila.

-¡Corred! ¡Debemos ver a Alom! ¡Nos dirá qué significa! –atropelladamente apuntó Exhiera.

Alom se encontraba arrodillada, cabizbaja y afligida, sus brazos entrecruzados y sus manos en el pecho. Algo no iba bien. Estaba “CON EL CORAZÓN EN UN PUÑO, CON UN PUÑADO DE ESTRELLAS”

Con voz suave y temblorosa, comenzó a hablar:

-La Tierra está enfermando. No paran de ensuciarla. Buscad a Jiu, más conocido como Juguetón, creador de todos los juguetes. Él podrá ayudarnos a parar esta enfermedad. Id a su fábrica. Se encuentra en una casa abandonada. Está mayor y algo débil. ¡Daos prisa! La enfermedad del cambio climático, provocada por la basura y la contaminación, es la peor que podría sufrir. No aguantará mucho tiempo. ¡Hay que hacer algo para salvarla!

Cuando escucharon esas palabras, pusieron rumbo a La Tierra sin saber ni imaginar la magnitud del problema.

Al llegar quedaron perplejos. Encontraron un paisaje desolador. Había basura por todos lados: latas, plásticos, papeles, botellas. La Tierra enfermaba a cada latido de su interior. 

Buscaron rápidamente la casa abandonada. Entre ruinas, escudriñaron hasta encontrar varios juguetes.

-¡Por fin habéis llegado! –exclamó uno de ellos. ¡Venid! Os llevaremos con Juguetón.

Encontraron a Juguetón de espaldas en su mecedora, mientras echaba un tronco de leña a la hoguera.

Susurrando, dijo un juguete viejo:

-No tiene ánimo de trabajar. Desde que los niños sólo juegan a la Tablet, la producción de juguetes ha disminuido.

-Su último juguete fue hace años. –tímidamente añadió otro.

-Desde entonces pasa los días en su mecedora pensando. –continuó aclarando el juguete viejo.

-Tenemos un encargo para él –dijeron los GES.

-Buenas tardes Don Juguetón. –amablemente habló Exhiera.

-Buenas tardes. –respondió sin inmutarse.

-Mandaron un mensaje y Alom nos envió contigo. La Tierra está enferma y solo usted puede ayudarnos.

-¿Y cómo puedo hacerlo?

-Necesitamos que invente juguetes quitabasura.

-Mi creatividad se ha ido apagando con el paso del tiempo. –tristemente balbuceó.

-¡Para ti no es nada imposible! –gritó un viejo LEGO. Recuerda, yo era un juguete abandonado y tú me restauraste. –trataba de convencerlo.

Todos quedaron en silencio hasta que Juguetón se levantó y sin mediar palabra, caminó hacia su fábrica mágica. Todos quedaron expectantes por ver qué sucedía. Pasaron horas y horas sin noticias. De pronto, salió con tres juguetes: uno azul, un amarillo y un tercero verde.

-Aquí tienen. Hice todo cuanto pude. Y ahora, volveré a mi mecedora.

Ninguno sabía lo que hacer con esos juguetes. Jamás habían visto algo parecido. Además, ninguno de ellos tenía vida. ¿Cómo iban a quitar la basura?

En ese instante, Sumalu cambió de color. Recordó el mensaje: “CON EL CORAZÓN EN UN PUÑO, CON UN PUÑADO DE ESTRELLAS”. Gasila, al ver a Sumalu, le leyó el pensamiento y sacó de su bolsillo un puñado de estrellas. Se las dio de comer al amarillo a la vez que pronunciaba “Plastiquín”. A continuación, sacó otro puñado y las introdujo en el verde diciendo “Vidriero”. Por último, dio un tercer puñado al azul, “Cartonero”. De repente, los tres se iluminaron y cobraron vida. De la nada, todos aprendieron para qué servía cada juguete y se pusieron manos a la obra. Unos juguetes cogieron envases, latas y plásticos y los echaron en Plastiquín; otros se encargaron de poner los vidrios en Vidriero; otros recogieron papeles y cartones y los introdujeron en Cartonero.

Hicieron un buen trabajo. Los juguetes comenzaron a multiplicarse por 2, luego por 3, 5, 8, 13, 21…y todos hicieron lo mismo. Ahora sí, el planeta podía ser más limpio, menos enfermo. Todos aprendieron el camino para salvarlo.

…lo que nunca intuyeron sus alumnos es que Juguetón era su maestro; los juguetes sus alumnos; Norumo, su biblioteca; Exhiera, Gasila y Sumalu, los libros; La Tierra su pueblo.”


Juguetón, les dio las herramientas; ellos resolvieron el problema




Escrito e ilustrado por: Juan Carlos Sánchez Rodríguez

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